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lunes, 30 de agosto de 2010

Lunes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario


Misa
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-5):

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 118,97.98.99.100.101.102

R/.
¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!

¡Cuánto amo tu voluntad!:
todo el día estoy meditando. R/.

Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
siempre me acompaña. R/.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos. R/.

Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. R/.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra. R/.

No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,16-30):

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

Rosa Ruiz. Misionera Claretiana (rosaruizrmi@yahoo.es) 
¡Cómo me cuesta poner al servicio del Reino mis debilidades y miedos! Pablo lo tenía claro… quizá porque vivía lo que reza el salmo de hoy: Tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, siempre me acompaña.

Nuestra sabiduría, tantas veces, no es la de Dios. Decimos casi como si de un refrán se tratase: los caminos de Dios no son nuestros caminos, pero en realidad casi esperamos que sea Dios quien se acomode a mi estilo y no yo acercarme a su voluntad.

Jesús, sí. Poco a poco, creciendo, haciéndose más humano en la medida que más se hacía uno con el estilo del Padre. Por eso es capaz de levantarse en la sinagoga, proclamar la Palabra delante de los suyos, asumir las críticas y ataques… y no dejar de vivir según el plan de Dios. El Espíritu del Señor estaba sobre Él, le envolvía, le ungía, le inspiraba. Y no por puro sentido de la obligación o por tener algo de lo que presumir ante el pueblo. No. El motivo y el motor es la misión: anunciar el Evangelio a los pobres, anunciar a los cautivos la libertad, dar vista a los ciegos y libertad a los oprimidos… Por eso también podrá decir al final de su vida: cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños y necesitados, a mí me lo hicisteis (cf Mt 25). La voluntad del Padre no es un plan político que defender ni una consigna social que implantar ni un precepto religioso que nos justifique ante Dios. Es, más bien, como una “segunda piel” que se va haciendo carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre, cada vez más adentro, cada vez más suave y hondamente… 

No seremos profetas en nuestra tierra y puede que incluso nos quieran despeñar más de una vez, pero la misma fuerza liberadora del Espíritu nos seguirá abriendo paso y caminaremos a su sombra. Puede que no sea suficientemente libre ni viva con suficiente fidelidad la voluntad de Dios pero creo todos tenemos al menos alguna pequeña experiencia de que esto es tan real como la vida misma. 

Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz. Misionera Claretiana (rosaruizrmi@yahoo.es)

Liturgia Viva

HOY ES EL TIEMPO DE GRACIA

Introducción
Primera Lectura: San Pablo recuerda a sus discípulos de Corinto que él les había predicado el mensaje sencillo, no complicado, del Cristo crucificado. Ése era un mensaje de fe, no de sabiduría humana.

Evangelio: Desde hoy hasta el comienzo del Adviento, leeremos el evangelio de Lucas, el evangelista que presta especial atención al Espíritu Santo, a la misericordia de Dios, a la especial preocupación de Jesús por los pobres, al papel de las mujeres en la vida de Jesús, y a la liturgia. Lucas presenta su evangelio en la forma de un viaje que comienza en Nazaret (Galilea) y que acaba en Jerusalén. Hoy oímos el comienzo de la así llamada “vida pública” de Jesús, el programa de su misión fijado por el Espíritu. Él anuncia la salvación, que comienza “hoy” con su predicación y su trabajo en medio del pueblo.  —  Para nosotros también, el tiempo de gracia es “hoy”, en nuestro tiempo, con el  Señor que vive y trabaja ahora entre nosotros.

Oración Colecta
Oh Dios, Padre de misericordia y amor:
Tú designas a tu Hijo para anunciarnos
que “hoy” es el tiempo de gracia.
Ojalá venga hoy su Espíritu sobre nosotros,
para que en la pobreza de nuestros corazones
sepamos oír el conmovedor mensaje de Jesús;
y para que, ciegos como somos, nos dé ojos de fe,
y nos libere de la cautividad
de nuestros miedos y de nuestro egoísmo.
Te lo pedimos en nombre de Jesús el Señor.

Intenciones.
- Señor, da sana elocuencia y mucho valor a todos nuestros maestros y líderes en la Iglesia, para que, como seguidora de la misión de Jesús,  la entiendan y la proclamen como Buena Noticia de liberación para todos, roguemos al Señor.
- Señor, abre nuestros ojos a las miserias de nuestro pueblo; haznos sensibles y preocupados por los que se sienten encarcelados y atrapados por sus temores y por la injusticia, roguemos al Señor.
- Señor, haznos receptivos a tu palabra. Líbranos tanto de nuestra mediocridad y de nuestros miedos, como de nuestras certezas y autosuficiencias, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Es quizás más fácil para nosotros
aceptar a tu Hijo como nuestro Señor y Salvador
que  para la gente que le conocía, allá en Nazaret,
como el Hijo de José y María.
Ayúdanos a reconocerle aquí en medio de nosotros
en estos signos de pan y vino.
Acepta esta ofrenda de nuestra fe
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Oh Dios Padre nuestro:
Tu Hijo Jesucristo está vivo entre nosotros
por medio de sus palabras y de su cuerpo eucarístico.
Cólmanos con su Santo Espíritu,
para que también nosotros,
con él y en su nombre,
sepamos llevar a los pobres
su Buena Noticia de salvación,
proclamar libertad a los cautivos,
abrir los ojos de los ciegos,
y liberar a los oprimidos.
Que ojalá sea éste para todos
el tiempo de la gracia
de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Hoy, teniendo a Jesucristo vivo en nuestra comunidad, en medio de nosotros, deberíamos estar también dispuestos a decir con Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre nosotros. Él nos envía a llevar la Buena Nueva a los pobres”.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.

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