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sábado, 28 de agosto de 2010

Sábado de la 21ª semana del Tiempo Ordinario


Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así –como dice la Escritura– «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»

Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 32

R/.
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30):

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes."»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

CiudadRedonda

La parábola  de los talentos insiste en la importancia de que la espera del Señor además de ser vigilante debe ser productiva. La actitud pasiva y perezosa del criado temeroso contrasta con la laboriosidad de sus compañeros. La alabanza que el amo dirige a sus compañeros se torna en un duro reproche para el criado inactivo: es indigno de compartir la alegría de su señor. Los discípulos de Jesús tienen que hacer producir la hacienda del reino que él ha dejado entre sus manos.
Con este texto Mateo nos invita a los cristianos  de todos los tiempos a que vivamos con seriedad este tiempo que media entre la partida de Jesús y su segunda venida. Es una llamada a la vigilancia activa, a mantener la tensión, y a no dejarnos vencer  por la rutina, la pereza o la comodidad.
El arriesgarse es un distintivo del discípulo de Jesús y de la comunidad cristiana como tal.  Jesús denuncia la inconsecuencia de los que reciben el mensaje del reino y luego pretenden refugiarse en una seguridad estéril. La comodidad y la rutina son seguramente los pecados más graves de la mayoría de los que nos consideramos cristianos.
En general los fieles, y en buena parte también bastantes sacerdotes y religiosos, seguimos viviendo demasiado tranquilos, con pocas iniciativas apostólicas, con pocas respuestas de evangelización a la situación de descreimiento en que vive mucha gente, la inmensa mayoría de la gente joven, no acabamos de ver o de querer ver lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, seguimos a veces enredados en las pequeñas cosas de otras épocas, rivalidades clericales, discusiones teóricas, reivindicaciones secundarias, mientras las nuevas generaciones crecen sin recibir ninguna formación cristiana, mientras se destruye la tradición de las familias cristianas, sin ningún proyecto serio, unitario, permanente de formación y movilización del laicado”.

Liturgia Viva

¿UN  HOYO  EN  EL  CAMPO?

Introducción

Primera Lectura
La gente sencilla, como son la mayoría de los corintios, debería tener presente que son grandes a los ojos de Dios. Dios elige a los locos del mundo para avergonzar a los sabios.  La jactancia sana de la gente sencilla, su verdadera sabiduría, es Dios.   

Evangelio: 
En la parábola de hoy, la de los talentos, Jesús habla de lo que hacemos por el reino de Dios con los dones y talentos que hemos recibido de él. Para el reino esto significa animar a la Iglesia y al mundo con una fe, una esperanza y un amor que nos transformen a nosotros mismos, a la misma Iglesia y al mundo. Para este fin, hacemos inversión de nosotros mismos, tomamos riesgos, nos involucramos. Si buscamos una decepcionante seguridad personal en nuestras pequeñas prácticas religiosas o en nuestra inmovilidad; entonces estamos cavando un hoyo en el campo, estamos enterrándonos a nosotros mismos, optamos por la muerte, nos devaluamos. ¿Usamos los talentos recibidos de Dios como un capital no simplemente para sentirnos orgullosos de él,  sino para hacerle rendir intereses para los planes de Dios sobre nosotros y sobre el mundo?

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú nos dejas tu vida y tu amor a nuestro cuidado,
como un tremendo capital de promesas
que rinda interés al servicio
de tus planes y de tu reino.
No permitas que nos contentemos
con cavar un hoyo en el campo
para enterrarnos a nosotros mismos
junto con nuestros talentos.
Que tengamos el valor de salir de nosotros
para correr el riesgo
de hacer la inversión de nosotros mismos
en beneficio del pueblo
y  del crecimiento de tu reino,
reino de amor y justicia,
en virtud de la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.

Intenciones
Para que todos los hombres participen de los recursos de la madre tierra, en un ambiente de justicia, amistad y paz, roguemos al Señor.
Para que hogares inspiradores y buenos educadores equipen ricamente a nuestros jóvenes,  para que sepan colocar sus dones y talentos al servicio de la Iglesia y de los hombres, roguemos al Señor.
Para que las mujeres tomen con honor su legítimo lugar en la Iglesia y en el mundo, para que sus talentos de cordialidad, tacto y sensibilidad les capaciten para llevar calor y amabilidad a un mundo duro y muchas veces cruel, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos dones de pan y vino
nos ponemos a nosotros mismos
y todo lo que has hecho de nosotros,
para que nos los devuelvas
como el cuerpo y sangre de tu Hijo.
Acéptanos junto con Jesús
y haz que sepamos darnos unos a otros
tanto en la pobreza como en la riqueza de nuestra vida.
Y así podamos  ir dando forma a tu reino
por Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Por medio del don de tu Hijo Jesucristo
nos has capacitado
para sembrar la semilla de tu vida y de tu amor.
Danos la gracia de que, cuando nos pidas cuentas
de lo que hemos hecho con nuestras vidas,
oigamos de tus mismos labios
que hemos sido siervos buenos y fieles 
porque hicimos mucho con lo poco que tuvimos;
y que oigamos también
tu invitación a entrar a tu alegría y felicidad eternas
para disfrutarlas con todos los santos
por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Cada uno de nosotros hemos recibido de Dios dones muy particulares, muchas veces únicos e irrepetibles. Para que ustedes sean buenos negociantes con los talentos que Dios les ha dejado a su cuidado, pocos o muchos, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.

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