Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1b-7.11-13):
El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra –y son numerosos los dioses y numerosos los señores–, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.
Palabra de Dios
El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra –y son numerosos los dioses y numerosos los señores–, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.
Palabra de Dios
Sal 138,1-3.13-14ab.23-24
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno. R/.
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R/.
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras. R/.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»
Palabra del Señor
Orientaciones para la lectura
Esta perícopa lucana está estrechamente ligada al evangelio del domingo pasado. La exhortación de Lucas está dirigida a los aspirantes a discípulos de Jesús. En las bienaventuranzas/ayes hemos visto la actitud de Dios, que es gracia y misericordia para los pobres. Ahora se nos presenta cuál debe ser el comportamiento de los hombres que han acogido su gracia y su misericordia: "Pero a vosotros que escucháis os digo..." (v.27).
vv. 27-38: El contenido del discurso presente en estos versículos está ligado a la última bienaventuranza y a la última maldición. La estructura del pasaje pide la superación de la ley del talión del Antiguo Testamento (vv. 27-31), continúa con una invitación a la caridad sobre el modelo de Dios (vv. 32-36), y termina con la exhortación a no juzgar (vv. 37-38).
Los primeros cuatro imperativos (amad, haced el bien, bendecid, orad) expresan la autoridad de Jesús; siguen cuatro ejemplos de cómo vencer al mal con el bien (qué hay que hacer con quien te pega en la mejilla, te quita la capa, te pide o se lleva lo tuyo, vv. 29-30) y el v. 31 sintetiza el principio general del amor: "tratad a los demás como queréis que ellos os traten".
En los versículos 27-35 se enuncian los principios nuevos en los que se funda la comunidad de Jesús: el perdón y el amor a los enemigos.
v. 27: "Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian". En este versículo, la ley del talión ("ojo por ojo, diente por diente...", Éx 21,24) es definitivamente superada y sustituida por la ley del perdón hasta la total entrega de sí a los otros. No sólo los amigos, sino también los enemigos deben ser amados. Los verbos: amad, haced el bien, bendecid, orad, se refieren repetitivamente a los enemigos, a los que nos odian, a los que nos maldicen y calumnian.
v. 28: "Bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian". Decir-bien equivale a hacer-bien, porque Dios dice y hace, su Palabra obra lo que dice, "Él lo dijo y existió, Él lo mandó y surgió" (Sal 33/32,9).
v. 29: "Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica", ejemplifica cómo el mal no se vence devolviéndolo, ni la violencia se supera con violencia.
v.30: "Da a quien te pida y a quien toma lo tuyo no se lo reclames". No expresa una actitud de pasividad frente a los insultos o a las injusticias, sino que pide asumir una actitud de amor y compasión hacia los que no saben lo que hacen.
v.31: "Haced a los demás lo que queréis que ellos os hagan" es la llamada regla de oro, que sintetiza todo lo que se ha dicho.
vv.32-34: Estos versículos nos dicen que el amor no está condicionado por la respuesta del otro. El amor no calcula, es desinteresado, gratuito, se da sin esperar nada a cambio.
v.35: Retoma la enseñanza de los vv. 27-30 a los que ahora se ha dado un motivo. El fin de este amor es ser hijos del Altísimo. "Dios, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por el pecado, nos ha hecho revivir con Cristo" (Ef 2,4-7).
v.36: La invitación a ser misericordiosos nos remite a Éx 34,6 ("Yahveh, Yahveh, compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor y fidelidad", donde Dios mismo se declara misericordioso ante Moisés), y a Lv 19,2: "Sed santos como yo soy santo". Porque Dios es así, nosotros estamos llamados (y capacitados) a ser así.
vv.37-38: Indican las cuatro reglas claras, los pilares que sostienen la vida de toda la comunidad cristiana.
Comentario al Evangelio
Amar, bendecir, orar
Subversivo
Aquí todo resulta revolucionario, subversivo. Este evangelio lleva metralla. Es poner al mundo patas arriba. Es la locura de Dios, la lógica divina. ¿Quién entiende eso de “amar a los enemigos”? Otros revolucionarios se centran en “el otro”, que es oprimido y explotado. La revolución de Jesús se fija en las afrentas que otros nos hacen a nosotros. Y aquí la respuesta es desconcertante, hay que saber perdonar. Esta sí que es una revolución que cambia a la sociedad, al mundo, a las personas.
Ahora aparece más injusto ese dicterio de algunos llamando “cristianismo de rebajas” a una presentación del Evangelio desde la misericordia y el perdón. Y todo, porque no se insiste, como antes, en ciertos mandamientos o ciertos puntos dogmáticos.
La locura de Jesús
“Amad, haced el bien, bendecid, orad por ellos” Hasta aquí todo suena bien en las palabras de Jesús. Todo “choca” cuando añadimos el complemento: “Los enemigos, los que nos odian, los que nos maldicen”. Y todo, subrayado con imágenes expresivas: te pegan en una mejilla y has de poner la otra; te quitan la capa y has de dar la túnica.
Jesús apunta la razón de tal comportamiento evangélico: amar al amigo es también de paganos; amar al enemigo es cosa de los “hijos del Altísimo”. Porque Dios es bueno también con los malvados y desagradecidos.
¿Y nosotros?
Con lo claro que habla el Evangelio, y la capacidad que tenemos de esquivar su mensaje. Qué regates ideológicos se nos ocurren. Te asomas a una página de información religiosa de Internet. Y, desde el anonimato, qué descarga de insultos, de improperios se lanzan, entre sí, los que dicen amar a Jesucristo y a la Iglesia. Y, encima, acabamos diciendo que rezamos por el pobrecillo a quien hemos asaeteado con nuestras palabras. Se diría que hemos cambiado el elogio dirigido a los primeros cristianos; hoy parece que habría que exclamar: “Mirad cómo se odian”.
Nuestro amor al prójimo, como el de Jesús. Amor universal, sin fronteras, porque sí, totalmente gratuito. Seguimos al Dios que “hace llover sobre buenos y malos”. Siempre, en la confianza de que el amor transforma, renueva, recrea a las personas y al mundo.
Lo malo es que tenemos la mala costumbre de los “peros”. Proclamamos el mandamiento del amor y, a la vez, lo llenamos de estos “peros”. Por ejemplo: “Bien está la misericordia, “pero” también hay que aplicar la justicia”. Se podría hacer una lista larga de ejemplos. Creo que es una trampa del diablo. No caigamos en esta insidiosa tentación.
Liturgia Viva
AMOR SIN CONDICIONES NI FRONTERAS
Introducción
En tiempos antiguos, en el mundo griego, mucha carne de los animales sacrificados se vendía para alimento del pueblo. Al comer esta carne ¿participaban los cristianos en la idolatría? Pablo les dice que ellos no honran a falsos dioses, ya que éstos no existen. Pero, como algunos cristianos son escrupulosos, es mejor no ofenderles y, por lo tanto, será mejor abstenerse de carne procedente de los sacrificios a falsos dioses; abstenerse de algo que pudieran hacer legítimamente. Eso es amor, y es el amor el que ha de gobernar la comunidad.
Evangelio. El amor no se basa en simpatías, solamente. Un amor de evangelio, un amor de fe, no pone condiciones ni marca fronteras. Quien ama da más de lo que le piden, y ama también a los “no-dignos-de-amor”, incluso a los enemigos. El verdadero amor no juzga ni condena, sino que está siempre listo para mostrar compasión y perdón. Cuando tenemos en cuenta todas estas implicaciones, seguramente debemos confesar con vergüenza que estamos muy lejos de este ideal que nos propone nuestro Señor. ¿En qué medida somos nosotros en este mundo, con nuestra vida y conducta, el signo viviente del amor mismo de Dios?
Oración Colecta
Intenciones
Oración después de la Comunión
Bendición
Hermanos: Esto nos ha dicho hoy el Señor: “Si ustedes aman sólo a los que les aman, ¿qué mérito tienen? Amen a sus enemigos.” Esto es algo muy difícil de realizar, pero está en el corazón mismo del cristianismo. Pidamos al Señor que nos dé fuerza, y que nos conceda un amor cristiano lo bastante generoso y profundo que nos disponga a amar así.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.
Introducción
En tiempos antiguos, en el mundo griego, mucha carne de los animales sacrificados se vendía para alimento del pueblo. Al comer esta carne ¿participaban los cristianos en la idolatría? Pablo les dice que ellos no honran a falsos dioses, ya que éstos no existen. Pero, como algunos cristianos son escrupulosos, es mejor no ofenderles y, por lo tanto, será mejor abstenerse de carne procedente de los sacrificios a falsos dioses; abstenerse de algo que pudieran hacer legítimamente. Eso es amor, y es el amor el que ha de gobernar la comunidad.
Evangelio. El amor no se basa en simpatías, solamente. Un amor de evangelio, un amor de fe, no pone condiciones ni marca fronteras. Quien ama da más de lo que le piden, y ama también a los “no-dignos-de-amor”, incluso a los enemigos. El verdadero amor no juzga ni condena, sino que está siempre listo para mostrar compasión y perdón. Cuando tenemos en cuenta todas estas implicaciones, seguramente debemos confesar con vergüenza que estamos muy lejos de este ideal que nos propone nuestro Señor. ¿En qué medida somos nosotros en este mundo, con nuestra vida y conducta, el signo viviente del amor mismo de Dios?
Oración Colecta
Oh Dios, Padre nuestro,
de quien procede todo lo bueno
y hacia quien orientamos nuestra vida:
cólmanos con tu propio amor gratuito,
el mismo que nos has mostrado en Cristo Jesús.
Enséñanos a amar y a bendecir
incluso a los que nos maltratan o maldicen.
Y, de verdad, profundiza y ensancha nuestro limitado amor;
Modela nuestro corazón sin medida, como el tuyo,
para que nos llamemos hijos e hijas tuyos,
tú, que eres Dios Altísimo y Padre nuestro,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
de quien procede todo lo bueno
y hacia quien orientamos nuestra vida:
cólmanos con tu propio amor gratuito,
el mismo que nos has mostrado en Cristo Jesús.
Enséñanos a amar y a bendecir
incluso a los que nos maltratan o maldicen.
Y, de verdad, profundiza y ensancha nuestro limitado amor;
Modela nuestro corazón sin medida, como el tuyo,
para que nos llamemos hijos e hijas tuyos,
tú, que eres Dios Altísimo y Padre nuestro,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Intenciones
- Por todos los cristianos, para que nuestra disponibilidad para perdonar y nuestra búsqueda constante de tolerancia y paz hagan referencia explícita a Cristo y al Evangelio, roguemos al Señor.
- Por los que difícilmente creen en el perdón, por los que no dan oportunidades a los demás, por los que guardan sentimientos de rencor, por los cegados por el odio, para que el Señor les enriquezca a todos con su gran don de la misericordia, roguemos al Señor.
- Por nuestras comunidades cristianas, para que sepamos oír el llamado de Jesús para deshacernos de divisiones y egoísmos, y para que él nos ayude a vencer al mal por medio de la bondad y del bien, roguemos al Señor.
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú tratas del mismo modo,
con el pan y el vino de alegría de tu Hijo,
tanto a los pecadores y como a los que te aman.
Todos están invitados; a todos los quieres.
Ayúdanos a preparar la mesa de nosotros mismos
---nuestras propias personas---
para acoger igualmente a amigos y enemigos,
a los que amamos y a los que tememos.
Que éste sea para ti nuestro ofertorio vivo,
que tú aceptas con bondad por medio de tu Hijo,
Jesucristo nuestro Señor.
Tú tratas del mismo modo,
con el pan y el vino de alegría de tu Hijo,
tanto a los pecadores y como a los que te aman.
Todos están invitados; a todos los quieres.
Ayúdanos a preparar la mesa de nosotros mismos
---nuestras propias personas---
para acoger igualmente a amigos y enemigos,
a los que amamos y a los que tememos.
Que éste sea para ti nuestro ofertorio vivo,
que tú aceptas con bondad por medio de tu Hijo,
Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Padre bueno y compasivo:
Por medio de tu Hijo nos has pedido hoy,
en esta celebración eucarística,
no juzgar ni condenar,
e incluso perdonar generosamente
a quienes sentimos que nos han ofendido.
Que tu Hijo Jesucristo nos haga capaces
de dar y darnos sin buscar reembolso o recompensa,
de no reclamar mérito o crédito alguno por nuestras obras,
sino simplemente de amar sin fronteras ni condiciones,
como tú nos has amado
en Jesucristo nuestro Señor.
Por medio de tu Hijo nos has pedido hoy,
en esta celebración eucarística,
no juzgar ni condenar,
e incluso perdonar generosamente
a quienes sentimos que nos han ofendido.
Que tu Hijo Jesucristo nos haga capaces
de dar y darnos sin buscar reembolso o recompensa,
de no reclamar mérito o crédito alguno por nuestras obras,
sino simplemente de amar sin fronteras ni condiciones,
como tú nos has amado
en Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Esto nos ha dicho hoy el Señor: “Si ustedes aman sólo a los que les aman, ¿qué mérito tienen? Amen a sus enemigos.” Esto es algo muy difícil de realizar, pero está en el corazón mismo del cristianismo. Pidamos al Señor que nos dé fuerza, y que nos conceda un amor cristiano lo bastante generoso y profundo que nos disponga a amar así.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.
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