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martes, 28 de septiembre de 2010

Martes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.


Misa

Evangelio Mp3

Lecturas

Primera lectura
Lectura del libro de Job (3,1-3.11-17.20-23):

Job abrió la boca y maldijo su día diciendo: «¡Muera el día en que nací, la noche que dijo: "Se ha concebido un varón"! ¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar? Ahora dormiría tranquilo, descansaría en paz, lo mismo que los reyes de la tierra que se alzan mausoleos, o como los nobles que amontonan oro y plata en sus palacios. Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz. Allí acaba el tumulto de los malvados, allí reposan los que están rendidos. ¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?»

Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 87

R/.
Llegue hasta ti mi súplica, Señor

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor. R/.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido. R/.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano. R/.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas. R/.
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,51-56):

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

ciudadredonda

¿Quién no ha oído esa frase que dice: “tiene más paciencia que el santo Job”, aunque la paciencia no sea la virtud más destacada de Job. Es la historia de un hombre justo profundamente probado y en el que fácilmente podemos vernos reflejados en mayor o menos medida cuando el sufrimiento atraviesa por nuestra historia personal, o en la vida de tantas personas que sufren “injustamente” por diferentes motivos. El sufrimiento del inocente sigue siendo una de las grandes preguntas que tanto creyentes como no creyentes nos hacemos.
Job era una persona que gozaba de la bendición de Dios, pero de repente empieza experimentar una cadena de penalidades: le roban el ganado, mueren sus pastores, apuñalan a sus camellos, y un huracán mata a todos sus hijos en hijas. La respuesta de Job es , en un primer momento, de una profunda fe y confianza en Dios: “El señor me lo dio, el Señor me lo quitó… alabado sea el nombre del Señor”. Pero esto sólo es el comienzo de la historia. Las desgracias seguirán subiendo de tono, hasta el punto de que Job llega a maldecir el día de su nacimiento,deseando la muerte para hacer que el sufrimiento concluya definitivamente.
¿Tiene sentido la vida de un hombre zarandeado por la desgracia? La respuesta a esta inquietud la dará Jesús, aquel que abre la vida humana a la resurrección. El dolor y la muerte son vencidos por la fidelidad del Hijo a la voluntad del Padre. La respuesta de Dios al dolor es la solidaridad y la esperanza de que la vida humana es mucho más que eso, que estamos llamados a la Vida en plenitud desde la resurrección.
Pero la acogida de la vida que nos trae Jesucristo, sólo puede acogerse desde la libertad. Dios respeta nuestra libertad, tal y como nos muestra Jesús en el evangelio de hoy. No quiere imponersenos. Nos llama pero desde la libertad de la respuesta.

Liturgia Viva

SI SENTIMOS DOLOR, NOS QUEJAMOS
(Año II. Job 3,1-3. 11-7. 20-23; Lc 9, 51-56) 
Introducción
            Año II. Job ora a voz en grito quejándose al Señor por su vida miserable. No puede con ella, no ve ningún sentido en el dolor y la desgracia, y le pregunta a Dios por qué.--- Jesús sabe cómo asumir el sufrimiento. No huye de él, porque acepta las consecuencias de su misión: ser fiel, cueste lo que cueste,  a su misión de amor de reconciliar al pueblo con su Padre y de salvarnos.

            Evangelio. El profeta Elías no encontró a Dios en el viento huracanado o en el terremoto o en el fuego, sino en la suave brisa. Los “Hijos del trueno”, Santiago y Juan, querían que cayera fuego sobre el pueblecito de Samaria que no quiso recibir a Jesús, pero Jesús les reprende. La violencia no es camino de Dios.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Sabemos que nos amas
y que ni el sufrimiento ni el dolor,
e incluso ni la muerte, nos pueden separar de ti.
No nos tomes demasiado en serio cuando nos quejamos,
cuando somos impacientes contigo,
con nosotros mismos y con la gente que nos rodea.
Mantén siempre delante de nosotros la imagen de tu Hijo
que no pudo ser disuadido de su misión;
y danos la gracia de seguirle,
porque él es nuestro Señor y Salvador      
ahora y por los siglos de los siglos. 

Intenciones
  1. Señor Jesús, perdónanos si gritamos desesperadamente nuestro dolor cuando nos es difícil soportarlo. Ayúdanos, te rogamos. R/ Ven en nuestra ayuda, Señor.
  2. Señor Jesús, ayuda especialmente a la gente deshecha interiormente, desalentada y sola, para que sepan llevar sus cruces unidos a Cristo Sufriente, te rogamos.   R/ Ven en nuestra ayuda, Señor.
  3. Señor Jesús, para que los que sufren larga y penosa enfermedad sientan tu presencia amorosa y consoladora, sobre todo por la cercanía y el cuidado cariñoso de sus hermanos cristianos, te rogamos. R/ Ven en nuestra ayuda, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Sentados como estamos a la mesa de tu Hijo
elimina de nuestros corazones
toda amargura e impaciencia.
Tú no nos eliminaste con fuego bajado del cielo
cuando pecamos contra ti y contra los hermanos.
Anímanos con el fuego del amor
y danos el pan de fortaleza de tu Hijo,.
Con él te ofrecemos nuestras penas, nuestra impaciencia,
y también nuestra alegría y amor.
Dígnate concedernos esto,
en el nombre de Jesús, el Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, rico en paciencia y amor:
Sabemos cuánto nos amas
y cómo quieres que seamos felices.
Según tu misterioso designio,
tu Hijo pagó muy alto precio 
a causa de  nuestra soberbia y egoísmo.
Por medio de esta eucaristía restáuranos,
guarda firmes nuestra fe y esperanza en ti
y haznos disponibles para vivir,
y, si es necesario, con dolor y esfuerzo
con ellos y por ellos,
como hizo Jesús, tu Hijo,
que vive contigo y permanece con nosotros ahora
y, así los esperamos, por los siglos de los siglos amén.

Bendición
Hermanos:  Sí, tenemos cerca al Señor, que fue crucificado, y somos sus seguidores. Pero algunas veces nos olvidamos y nos quejamos con demasiada facilidad. Naturalmente, el dolor hiere y no tenemos que solicitarlo o pedirlo.
Que Dios todopoderoso esté siempre al lado de ustedes y les bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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