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lunes, 28 de junio de 2010

Lunes 13ª del tiempo ordinario. Ciclo C.


Misa
LECTURAS DE LA LITURGIA
PRIMERA LECTURA: Amós 2, 6-10. 13-16
"Revuelcan en el polvo al desvalido"
Así dice el Señor: "A Israel, por tres delitos y por el cuarto, no le perdonaré: porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del indigente.
Padre e hijo van juntos a una mujer, profanando mi santo nombre; se acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de multas en el templo de su Dios.
Yo destruí a los amorreos al llegar ellos; eran altos como cedros, fuertes como encinas; destruí arriba el fruto, abajo la raíz. Yo os saqué de Egipto, os conduje por el desierto cuarenta años, para que conquistarais el país amorreo.
Pues mirad, yo os aplastaré en el suelo, como un carro cargado de gavillas; el más veloz no logrará huir, el más fuerte no sacará fuerzas, el soldado no salvará la vida; el arquero no resistirá, el más ágil no se salvará, el jinete no salvará la vida; el más valiente entre los soldados huirá desnudo aquel día." Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL: 49
"Atención, los que olvidáis a Dios."
"¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?"
R. "Atención, los que olvidáis a Dios."
"Cuando ves un ladrón, corres con él; te mezclas con los adúlteros; sueltas tu lengua para el mal, tu boca urde el engaño."
R. "Atención, los que olvidáis a Dios."
"Te sientas a hablar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu madre; esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú? Te acusaré, te lo echaré en cara."
R. "Atención, los que olvidáis a Dios."
"Atención, los que olvidáis a Dios, no sea que os destroce sin remedio. El que me ofrece acción de gracias, ése me honra; al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios."
R. "Atención, los que olvidáis a Dios."
EVANGELIO: Mateo 8, 18-22
"Sígueme"
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un letrado y le dijo: "Maestro, te seguiré a donde vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro, que era discípulo, le dijo: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos".
Palabra del Señor


MISA DE VIGILIA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO
Gloria, Credo. Prefacio propio.
Esta Misa se dice durante la tarde del 28 de junio, antes o después de las primeras vísperas de la solemnidad.
ANTÍFONA DE ENTRADA   
Señor, Pedro apóstol, y Pablo, maestro de los paganos, nos enseñaron tu ley.
ORACIÓN COLECTA    
Señor y Dios nuestro, concédenos ser ayudados por la intercesión de los santos apóstoles Pedro y Pablo y, por quienes diste a tu Iglesia las primicias de la redención, otórganos también el auxilio necesario para la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA Hech 3, 1-10
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
En una ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del templo, llamada “la Hermosa”, para pedir limosna a los que entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el templo, les pidió una limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: “Míranos”. El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina”. Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos. Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y glorificando a Dios. Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios. Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del templo llamada “la Hermosa”, y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La comunidad cristiana, en su respuesta a las necesidades humanas, debe ser integral: devolver la esperanza, restaurar la humanidad herida, y transmitir que su compromiso con el mundo es desde Dios y no meramente desde las estructuras humanas.
SALMO  Sal 18, 2-5
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos; un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
SEGUNDA LECTURA Gál 1, 11-20
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba, y cómo aventajaba en el judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas. Pero cuando Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco. Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días. No vi a ningún otro apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor. En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Pablo es heredero de una tradición. Él no inventó nada, sino que Jesús le entregó el mensaje que debía transmitir primero a los judíos y luego al mundo pagano.
ALELUYA Jn 21, 17
Aleluya. Señor, tú lo sabes todo, sabes que te quiero. Aleluya.
EVANGELIO Jn 21, 15-19
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Habiéndose aparecido Jesús resucitado a sus discípulos, después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”. Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios, y después de hablar así, le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Pedro recibe de Jesús el poder de pastorear la Iglesia. Pero debe asumir que su poder lo ejercerá desde el amor y el servicio hacia un rebaño que no es suyo, sino de Jesús: “apacienta mi rebaño”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, depositamos estos dones sobre tu altar en la gloriosa solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, para que, al sentir temor de vernos desprovistos de todo mérito, nos alegremos de ser salvados únicamente por tu bondad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio propio, como en la misa siguiente.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN       Jn 21, 15. 17
Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te pedimos por este sacramento celestial, que fortalezcas a tu pueblo fiel, a quien iluminaste con las enseñanzas de los apóstoles. Por Jesucristo nuestro Señor.

 REFLEXIÓN BÍBLICA

Pero Jesús le respondió: "Sígueme”
Mt 8, 18-22
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
El fragmento del Evangelio de hoy, nos muestra un primer ofrecimiento, que se los hace un escriba a Jesús diciéndole; Maestro, te seguiré adonde vayas. Jesús no le rechaza, el escriba es el que se invita, sin embargo, le pone la perspectiva ardua del apostolado: sólo tiene asegurado, en comparación con los zorros y aves, el incesante ir y venir para anunciar la Buena Nueva.
Nuestro hogar en un lugar que nos da cierta seguridad, como a los animales su madriguera, es allí donde se esconden del peligro. Pero el hogar además es un sitio de descanso, con ciertas comodidades, protegidos del frío, tenemos nuestros alimentos y allí podemos dormir con tranquilidad.
Es así, como Jesús nos advierte, que para caminar junto a El, debemos desprendernos de lo bienes terrenales, debemos olvidarnos de la comodidad, como así también, seguirlo a El, no es para conseguir ventajas terrenales, ni económicas ni de posición social, aún más, se debe estar dispuesto a todo y en todo tipo de lugar. Así es, donde haya que llevar el mensaje del Evangelio, ahí hay que ir sin pensar en el camino, si este será fácil o difícil.
Dice Jesús; El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza, debe de referirse a esta vida de incesante caminar apostólico más que al no tener alguna morada para descansar, como en Nazaret y Cafarnaúm. Es aquí donde por vez primera sale en lo evangelios el título que se da Jesús de Hijo del hombre. Jesús frecuentemente lo utilizará para nombrarse. Esta expresión sólo aparece en los Evangelios en boca de Jesús. Es El quien se designa con ella. En algunos textos en los que se usa esta expresión, es para designar calificativamente, al Mesías humilde, despreciado, y que irá a la muerte, en otros textos se designa con esta expresión al Mesías en su aspecto glorioso y triunfal, o para destacar su potestad.
Luego este mismo fragmento, trae un segundo ofrecimiento, ahora es un discípulo, pero éste antes le ruega; Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre. A éste, Jesús le da la orden-invitación; Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. No era esta invitación para incorporarlo a ser uno de los Doce. Era invitarle a seguirle más de cerca, y acaso más habitualmente, en sus correrías apostólicas, como le acompañaban sus discípulos en otras ocasiones. Sin embargo, este discípulo, en lugar de seguir al punto la invitación del Maestro, le suplicó un espacio de tiempo para cumplir un deber sagrado: Enterrar a mi padre.
La frase y el ruego no se refieren, manifiestamente, a que el padre de este discípulo acabase de morir o estuviese muy grave y le pidiese licencia para ir a cumplir sus deberes de piedad. Sería una coincidencia aquí increíble. Y más increíble aún el que Jesús le hubiese negado lo que era un deber incluido en el mandamiento del Decálogo: “Honra a tu padre y a tu madre” Debe, pues, de tratarse de un discípulo que, antes de seguir a Jesús en su apostolado de una manera total y habitual, rogó que se le permitiese antes esperar a la muerte de su padre, de este modo ya sin tener que preocuparse de estos deberes, entregarse entonces a esta misión. Pero esto era incierto, y la llamada del Señor para acompañarle en la mies, que era mucha y los operarios pocos, urgía más
Quizás no sea fácil comprender esta lección del supremo amor a Jesús sobre nuestros padres, que los muertos entierren a sus muertos, sin embargo si no concentramos en la idea de que la obra del apostolado es la predicación del reino, es decir la vida eterna, todo lo demás es como la muerte, porque los que viven en el mundo despreocupados de la vida eterna, están como muertos. Entonces decimos que ellos cuiden de sí mismos: que los muertos entierren a sus muertos. En otras palabras, los que no han encontrado la vida del Reino en Jesús
Fuerte paradoja para expresar los derechos de Dios sobre nosotros, que no esta por sobre los mismos de los padres de manera afectiva, sino efectiva. Por que el mismo Jesús nos dijo “si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre., no puede ser mi discípulo” (Lc 14:26). Por este procedimiento, Jesús evoca su trascendencia divina.
Pero también debemos comprender, que una situación es, si el padre acaba de morir, entonces hay que enterrarlo y otra situación es que debo preocuparme de el mientras viva hasta que muera, ¿Por cuánto tiempo?, ¿tenemos que hacer esperar a Jesús?, el Señor quiere una respuesta inmediata, sin retrasos, y acordándose que debemos amar a Dios por sobre todas las cosas, y esto es claro, es anteponer todo por El, es así, que cuando el Señor no pide un servicio, esto va primero a todo lo demás.
Ahora, preocupémonos de llevar el mensaje para anunciar el Reino de Dios a los vivos, y por supuesto, especialmente a los que no están cerrados a la salvación y no hayan muerto espiritualmente o a la gracia.
Es de esta forma, es como Jesús nos pide que lo sigamos, con decisión absoluta, dispuesto a peregrinar en la vida, sin comodidades, desprendidos, es una forma exigente, no es un camino fácil, es ir cuesta arriba, pero peor es ir con una mochila a la espalda, es fatigarse, por tanto es necesario estar con el corazón limpio, habrán en este caminar decaimiento, desaliento, incomprensiones y persecuciones, pero al final, la recompensa, la vida eterna
La Paz de Cristo
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 PARA LA LECTIO DIVINA 

SEGUIR A NUESTRO MAESTRO POR DONDE VAYA
Profeta es quien deja un nuevo espacio a la Palabra de Dios, quien permite que Dios pueda volver a hablar, hacerse oír aún, llegar a ser de nuevo significativo. Esta palabra, que es palabra de libertad y de amor, es también, por necesidad, una palabra exigente. Puesto que el hombre olvida los beneficios de Dios, su liberación, los cuidados que le ha dispensado, y prefiere celebrar el odio, la injusticia, el abuso. Ante a la declaración: «Yo os saqué de Egipto», los hombres oscilan entre dos excesos: «Antes estábamos mejor», o bien: «Siempre hemos sido libres».
La infidelidad a la libertad recibida como don se parece mucho a la facilidad (casi a la manera «facilona») con que se piensa la posibilidad de la fidelidad. Seguir a nuestro Maestro por donde vaya -como pretendía el maestro de la Ley- significa alcanzar arduamente lo que se requiere para el Reino de Dios. Ahora bien, ese empeño, ofrecido de manera gratuita y asumido de manera responsable, es la libertad de la fe, la gratuidad de la obediencia, la resurrección a través de la cruz.
ORACION
Oh Dios, que has liberado a tu pueblo y le has dado el gusto de la libertad, tú eres eterno porque nunca nos falta tu amor fiel. En el Espíritu de tu Hijo unigénito, Jesús, que nació, vivió y murió por nosotros, sancionaste tu fidelidad no sólo para todos los tiempos y para todos los hombres, sino que tomaste también sobre ti el compromiso de tu indefectible compañía en el trabajo de nuestra respuesta, haciendo ligera nuestra carga.
Oh Señor, tu gracia nos sorprende, esa gracia unida a la respuesta obediente de tu siervo Jesús, que, en el Espíritu, ha sido otorgada a todo cristiano: ambas, unidas, iluminan la oscuridad de nuestra infidelidad, convierten las angustias de nuestra insensibilidad y nos ponen tras los pasos del Resucitado, con el justo desprendimiento de todo aquello que ha podido distraernos de su seguimiento.

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