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martes, 22 de junio de 2010

Martes de la 12ª semana de Tiempo Ordinario. Ciclo C.


Misa
ANTÍFONA DE EN TRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, el baluarte de salvación para su Ungido. Señor, salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; apaciéntalo, y sé su guía para siempre.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor y Dios nuestro, vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que en tu providencia nunca abandonas a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA 2 Rey 19, 9-11. 14-21. 31-36
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequias para decirle: “Hablen así a Ezequias, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confías, haciéndote pensar que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Tú has oído, seguramente, lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al exterminio total. ¿Y tú te vas a librar?”. Ezequias tomó la carta de la mano de los mensajeros y la leyó. Después subió a la Casa del Señor, la desplegó delante del Señor y oró, diciendo: “Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos de la tierra, Tú has hecho el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir, para insultar al Dios viviente. Es verdad, Señor, que los reyes de Asiria han arrasado todas las naciones y sus territorios. Ellos han arrojado sus dioses al fuego, porque no son dioses, sino obra de las manos del hombre, nada más que madera y piedra. Por eso los hicieron desaparecer. Pero ahora, Señor, Dios nuestro, ¡sálvanos de su mano, y que todos los reinos de la tierra reconozcan que Tú solo, Señor, eres Dios!”. Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequias: “Así habla el Señor, Dios de Israel: Tú me has dirigido una súplica acerca de Senaquerib, rey de Asiria, y yo la he escuchado. Ésta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén. Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto. Por eso, así habla el Señor acerca del rey de Asiria: Él no entrará en esta ciudad, ni le lanzará una flecha; no la enfrentará con el escudo, ni le levantará contra ella un terraplén. Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad –oráculo del Señor–. Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor”. Aquella misma noche, el Ángel del Señor salió e hirió, en el campamento de los asirios, a ciento ochenta y cinco mil hombres. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, emprendió el regreso y se quedó en Nínive.
Palabra de Dios.
Comentario
Senaquerib, rey de Asur, envía mensajeros a Ezequías, rey de Judá, para que se rinda, además, éste se jacta de su poderoso ejército y de sus numerosos triunfos. Pero el Señor salvó a su Pueblo. El ejército hebreo derrotó al enemigo en su propio campamento y Jerusalén no cayó bajo el poder del rey asirio.
SALMO Sal 47, 2-4. 10-11
R. El Señor afianzó para siempre su Ciudad.
El Señor es grande y digno de alabanza, en la Ciudad de nuestro Dios. Su santa Montaña, la altura más hermosa, es la alegría de toda la tierra. R.
La Montaña de Sión, la Morada de Dios, es la Ciudad del gran Rey: el Señor se manifestó como un baluarte en medio de sus palacios. R.
Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor. Tu alabanza, lo mismo que tu renombre, llega hasta los confines de la tierra; tu derecha está llena de justicia. R.
ALELUYA Jn 8, 12
Aleluya. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 7, 6, 12-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús piensa en las dificultades que van a encontrar sus discípulos, viviendo en un mundo hostil. No decir todo a todos. A cada uno de nosotros, Dios ha hecho algunos favores preciosos: no conviene comunicarlos a cualquiera de buenas a primeras.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, y concédenos que, purificados por su poder, sea de tu agrado el afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 10, 11.15
Dice el Señor: Yo soy el buen pastor, y doy mi vida por mis ovejas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados con el sagrado Cuerpo y Sangre de tu Hijo, imploramos, Señor, tu clemencia; haz que en la plenitud de la redención alcancemos lo que celebramos en cada eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor
REFLEXIÓN BÍBLICA
“Entren por la puerta estrecha”
Mt 7, 6.12-14:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. NO DEN A LOS PERROS LAS COSAS SANTAS
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.
Talvez no sea fácil comprender esta sentencia que hace Jesús, es una enunciado metafórico, pero tiene un principio que lleva una recomendación que hace a sus discípulos y apóstoles, la prudencia que debe tenerse para no entregar ni confiar la doctrina del Reino a quien al recibirla, lo único que haría es profanarla. En efecto, hay seres indignos, cínicos, embusteros, a los cuales las cosas valiosas como las perlas, no les atrae por su belleza, algunos son expertos en destruir la hermosura que ha creado Dios, otros dañan al amor, otros no trepidan en ser despiadados para pisotear el alma de los hombres.
2. LAS COSAS DE DIOS, SON ABSOLUTAMENTE SANTAS
Podemos decir que Jesús nos enseña que no se puede destinar los alimentos sagrados a las cosas profanas, ni hacer mal uso de ellas. La Palabra de Evangelio, es un verdadero alimento santo y debe ser bien entregado. Pero no se quiere decir con esto que la doctrina del reino no haya de ser enseñada por el apóstol, pues Jesús mandó predicarlo a todas las gentes lo mismo que vaticinó persecuciones por causa suya, incluso con el martirio, en estos pasajes se anuncia la universalidad del reino; pero en esta sentencia, lo que se enseña es la prudencia en la entrega del mismo.
Las cosas de Dios, son absolutamente santas, aún más son santificadoras, es así como nosotros debemos estar en la mejor disposición de recibirlas. Es así como los Santos Evangelios debemos recibirlo de muy buena forma y muy atento a sus enseñanzas para vivirlo en plenitud, es así como cuando lo oímos en la Liturgia, debemos estar atento y muy concentrados o compenetrados, esto es, sintiendo la presencia del Señor, recibiendo en nuestro corazón las palabras de Jesucristo.
Indudable para todos nosotros, Dios quiere nuestra salvación, y este deseo de Dios, no puede desaprovecharse en nosotros, entonces, cuando el nos tiende una mano, recibámosla y tomémonos de ella sin soltarnos. No dejemos que caiga al vacío ninguna palabra que nos acerque a Dios, estemos atentos a la inspiración de Espíritu Santo
3. HÁGANLO POR ELLOS: EN ESTO CONSISTE LA LEY Y LOS PROFETAS
Luego Jesús nos dice: Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la ley y los profetas, es decir traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas. El tema de este versículo, ha sido llamado en el pasado como regla de oro de la caridad, Esta sentencia que nos dice el Señor debe hacer ver a los hombres cómo debemos amarlos, es hacer a los demás lo que quisiéramos que los otros nos hicieran a nosotros. Pero cuidado de no interpretarse como que solamente no es hacer mal a los demás, sino que en amar a los demás, como a nosotros mismos. Es un llamado vivo al corazón de todos. Con esta norma que nos pide Jesús, podemos cultivar la autenticidad en el amor, con un diario recursos para ejercitarla y con una magnifica perspectiva de apertura a la caridad cristiana.
4. ENTREN POR LA PUERTA ESTRECHA
Dice Jesús: Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. En conciencia, muchas veces nos encontramos en la situación de que estamos frente a dos caminos, el de la reconciliación y el perdón, el de la soberbia y la decadencia, ¿Cuál habremos de tomar?, ¿comprenderemos que unos es de la vida y el otro de la perdición? Seguramente, hay muchos obstáculos y dificultades que se nos presentan en la vida para entrar al Reino, pero todas ellas son superadas al oír la llamada al arrepentimiento, a la esperanza, a la fe y al seguimiento de Jesús.
Jesús nos dice; Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran! Es triste este pronunciamiento, porque habiendo oportunidad para todos, no es muy grande el número de hijos de Dios que quieren salir a su encuentro. Jesús no se refiere al número de los que se salvan, si a cuanto están dispuestos a buscar la santidad, cuantos se deciden por ir hacia Dios.
5. YO SOY LA PUERTA
Yo soy la puerta; el que entra por mi se salvara (Jn 10,7; 9), Jesús es la puerta, sin él no se entra a la vida. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6). No es un camino fácil, recordemos el camino que recorrió para ir al Padre, recordemos la pasión, fue un camino de inmenso sacrificio, fue humillado, fue despreciado.
Es así, como el camino que nos conduce al Padre, estarán siempre los sufrimientos de Cristo y es el único camino posible, el de Jesús. El Camino de la cruz, es nuestro esfuerzo para nuestra purificación, es un medio para nuestra santificación.
No es un camino fácil, nos exigirá renunciar a muchas situaciones que nos parecerán agradables, es ir cuesta arriba, es fatigarse, quizá pueda ocurrir que deberemos renunciar a aspiraciones legítimas como personas humanas, pero serán muy reconfortantes si el resultado de ir por este camino, nos acercamos a la perfección de la vida espiritual, si es así, podremos entrar al Reino de los Cielos.
Dios necesita de personas, que hagan de su vida toda una ofrenda.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

PARA LA LECTIO DIVINA 
TOMO CONCIENCIA DE SI VOY POR EL CAMINO ESTRECHO QUE ES CRISTO?
Las «perlas», según Juan Crisóstomo, son «los misterios de la verdad», o sea, la totalidad del patrimonio revelado. En consecuencia, dejaré aparecer en qué consideración tengo la Palabra divina. El fragmento litúrgico omite los v. 7-11, relacionados con la eficacia de la oración. Los leemos directamente en la Biblia, a fin de convertirlos en objeto de meditación. La Glosa medieval explicita el trinomio «pedir, buscar y llamar», diciendo que «nosotros pedimos con la oración, buscamos con la rectitud de la vida y llamamos por medio de la perseverancia». El texto evangélico nos invita, por otra parte, a preguntarnos si somos capaces de dar cosas buenas a los hermanos, cosas que se convierten de este modo en la medida de nuestras acciones. Por último, tomo conciencia de si voy por el camino estrecho que es Cristo mismo o si intento hacerme el recorrido cómodo y gratificador al precio de compromisos y mediocridad.
ORACION
Clementísimo Señor Jesucristo, hazme entrar por la puerta de la salvación y en la vida de la gloria después de haber recorrido el camino estrecho de la justicia y haber entrado por la estrecha puerta de la penitencia. Enséñame a evitar las sugerencias de los engañadores y concédeme evitar la sencillez y la inocencia de los hombres espirituales. Que mi corazón eche sus raíces no en la tierra, sino en el cielo, de modo que sea encontrado fiel en los frutos de las buenas obras más bien que en el follaje de las solas palabras.
Concédeme cumplir la voluntad del Padre celestial y traducir en obras las palabras que escucho de ti, de suerte que, arraigado en ti, no haya tentación que me separe de ti. Amén (Landulfo de Sajonia).

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