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jueves, 15 de julio de 2010

Jueves de la 15º Semana del Tiempo Ordinario . Ciclo C.


Misa
 ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Eclo 15,5
El Señor lo colmó del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y lo revistió de su gloria, para que anunciara su palabra en medio de la Iglesia.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso, que al celebrar la conmemoración del obispo san Buenaventura aprovechemos sus admirables enseñanzas e imitemos el ardor de su caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA    Is 26, 7-9. 12. 16-19
Lectura del libro de Isaías.
La senda del justo es recta, tú allanas el sendero del justo. Sí, en la senda trazada por tus juicios, esperamos en ti, Señor: tu Nombre y tu recuerdo son el deseo de nuestra alma. Mi alma te desea por la noche, y mi espíritu te busca de madrugada, porque cuando tus juicios se ejercen sobre la tierra, los habitantes del mundo aprenden la justicia. Señor, tú nos aseguras la paz, porque eres tú el que realiza por nosotros todo lo que nosotros hacemos. En medio de la angustia, Señor, acudimos a ti, clamamos en la opresión, cuando nos golpeaba tu castigo. Como la mujer embarazada, que está por dar a luz, se retuerce y da gritos de dolor, así éramos nosotros delante de ti, Señor. Hemos concebido, nos hemos retorcido, y no dimos a luz más que viento. ¡No hemos traído la salvación a la tierra, no le nacieron habitantes al mundo! Pero tus muertos revivirán, se levantarán sus cadáveres. ¡Despierten y griten de alegría los que yacen en el polvo! Porque tu rocío es un rocío de luz, y la tierra dará vida a las Sombras.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El final de esta plegaria presenta una imagen llena de riqueza. El pueblo, arrepentido de su pecado, confiesa que sus sufrimientos han sido tan decepcionantes como un parto que no trajo nueva vida sino vacío. Por el contrario, Dios se muestra fecundo y dador de vida más allá de lo que humanamente podría esperarse. Él trae vida en abundancia, al punto de hacer resucitar a los muertos.
SALMO     Sal 101, 13-14. 15-21
R. El Señor miró a la tierra desde el cielo.
Tú, Señor, reinas para siempre, y tu Nombre permanece eternamente. Tú te levantarás, te compadecerás de Sión, porque ya es hora de tenerle piedad, tus servidores sienten amor por esas piedras y se compadecen de esas ruinas. R.
Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.
Aleluya    Mt 11, 28
ALELUYA. “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO    Mt 11, 28-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús tomó la palabra y dijo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Si la religión se convierte en una carga de obligaciones que aplastan y asfixian, seguro que eso no es la religión de Jesús. Él, por el contrario, nos invita a llevar su yugo, que se  aliviana en el amor. Con esa ligereza que da el amor, no vivimos agobiados por la carga, sino con el descanso en el alma que nos proporciona el sabernos amados por Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios todopoderoso, recibe con agrado este sacrificio que te ofrecemos en la memoria de san Buenaventura; que sus enseñanzas nos impulsen a alabarte con todo nuestro ser. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓ N Cfr. Lc 12, 42
Este es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su casa para distribuir la ración de trigo en el momento oportuno.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que a tus hijos alimentados con Cristo, Pan de vida, también los instruyas por Cristo, verdadero Maestro, para que, en la memoria de san Buenaventura., reciban tu verdad y la realicen en el amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
REFLEXIÓN BÍBLICA
"Soy manso y humilde de corazón"
Mt 11, 28-30
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1. VENGAN A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS
Con estas palabras, que resuenan de un modo dulce y tierno en nosotros, Jesús hace una invitación a todos los que trabajan con cansancio y están con una carga que los agobia, pero no se esta refiriendo a la labor física, sino que a esa presiones a las que estamos sometidos por alguna condición especial de la vida cotidiana, aunque tomar el yugo, es una expresión conocida y que aparece en el Antiguo Testamento, y significa que el hombre está sometido a ellos como el esclavo a su trabajo (cf. Jer c.28; Is 58:6; etc.).
Los fariseos de aquellos tiempos, con sus prácticas doctrinarias llenas de preceptos asfixiantes, hacían una vida insoportable. Esta forma de ser era una intolerable servidumbre, con tratados y prescripciones minuciosas. Así era como, se encontraban imposibilitados de dejar su casa, tomar alimento, hacer una labor cualquiera sin exponerse a un sinnúmero de contravenciones. Vivian llenos de temor de caer en infracciones, que se les paralizaba el espíritu. Entonces su religión degeneraba en un formalismo miserable. De este modo, estaban fatigados y agobiados de toda esa absurda e inaguantable reglamentación. Entonces Jesús, bondadoso, magnánimos, compasivo por naturaleza, les dice que vengan a El, y El, con su doctrina de amor, les aliviará, concretamente descansarán, con un descanso restaurador.
2. CARGUEN SOBRE USTEDES MI YUGO Y APRENDAN
Frente a este fastidio, Jesús les invita a tomar su yugo, una expresión usual entre los judíos como sinónimo de la Ley, pero en este caso, el yugo de Jesús es su doctrina, por eso les dice aprendan de mi, de sus enseñanzas, de su escuela, que se dejen instruir por EL, que es y se proclama Maestro. Como tal, les ofrece paciencia y humildad de corazón, afecto, conducta suave y amorosa, mansedumbre, oposición a la ira y la soberbia.
Jesús les ofrece a los tomen su yugo, el descanso para sus almas, porque no sólo su yugo es suave y su carga liviana, sino que da vida abundante (Jn 10:10), y, con ella, la gracia, la vida se restaura, se expansiona, se hace sobrenaturalmente gozosa.
3. YO LOS ALIVIARÉ
Jesús llama al corazón, cuando hace el llamado con el “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, El nos muestra que conoce bien el corazón de los hombres, es así como estas son unas palabras muy alentadoras, muy gratificante. Jesús sabe que es allí donde se vive la fatiga, la aflicción, el dolor y la desesperanza.
Con el vengan a mí, Jesús nos invita de esa manera a todos los oprimidos, a los que tienen pesar, a los que sufren de la miseria, ¿Dónde más puede el hombre encontrar palabras tan esperanzadoras como estas? ¿Dónde podríamos encontrar más alivio y consuelo?
4. SER CRISTIANO ES QUERER VIVIR COMO CRISTO
Ser cristiano es querer vivir como Cristo, tener sus mismos sentimientos, ¿existe un plan de vida mejor?, respondamos amorosamente que no, entonces dispongámonos a vivir como es Jesús, tener sus mismos sentimientos, mirar a los hombres con sus ojos, aprender de su corazón a vivir del amor del Padre y a entregar ese amor a nuestros hermanos en gestos pequeños y humildes.
Es este un hermoso texto del Evangelio, son hermosas palabras para la meditación y para acogerlas plenamente en nuestras vidas, el Vengan a mí, es buscar una frecuente intimidad con Jesús, es querer sanar nuestras heridas, es pedir perdón, es querer la reconciliación, es estar preparados para recibir la gracia.
5. VAYAMOS A JESÚS, CON INTENSOS MOMENTOS DE ORACIÓN
Vengan a mi, una gran invitación para disfrutar la compañía de Jesús, para encontrar paz, para aliviar nuestros dolores y penas, son palabras suaves, pero con gran calor de comprensión y afecto.
Vayamos a Jesús, con intensos momentos de oración, digámosle nuestros proyectos y necesidades, presentémosle nuestros anhelos y contémosle nuestras angustias.
Jesús busca y quiere hacernos partícipes de su misma vida: Aprendan de mí. Es una oportunidad para experimentar el gozo de la Trinidad, el gozo de saberse el Hijo amado del Padre, el gozo del Espíritu Santo que consuela y anima y fortalece.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, dulce oportunidad para poner el hombro bajo la cruz, tomar la propia cruz, cargar con los sufrimientos que nos agobian y nos afligen, la misma Cruz que cargó el Señor, entonces estaremos sostenidos por su Espíritu y que llevaremos su misma vida. El sentido de la cruz, es el fin del mal, allí el Señor venció la muerte, y no regaló una vida nueva.
Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA

DIOS CUIDA DE SU PUEBLO.
Quiere el bien para cada uno de sus hijos creados, amados y custodiados por él. La última palabra de Dios es «vida», no «muerte», como nos mostró al resucitar a Jesús. Nuestra experiencia terrena es con frecuencia una experiencia de fatiga, de tener que cargar con pesos bajo los cuales nos abatimos: pesos físicos, pesos interiores. Cada uno de nosotros se reconoce con facilidad entre los «fatigados y agobiados» a quienes Jesús invita a ir con él. O bien entre quienes gritan en la prueba, como los judíos de la profecía de Isaías. Vale la pena preguntarse cómo vivimos las situaciones difíciles que llamamos «pruebas», cómo reaccionamos frente a lo que nos parece demasiado pesado para nuestras fuerzas o nos espanta, nos desorienta. ¿Tal vez nos limitamos a enfadarnos (contra los otros, contra el destino, contra Dios)? Se trata de una reacción comprensible, pero corremos el riesgo de que nos haga sentir los dolores, para, a continuación, dar a luz «sólo viento», usando la imagen del profeta Isaías.
Si queremos caminar con el Señor por las sendas que él en su bondad no deja de allanar, podremos cargar con su yugo, un yugo ligero, porque lo llevamos con él, y él mismo nos enseña a llevarlo con amor. De todos modos, las pruebas, las contrariedades, los sufrimientos provocados, nos hacen mal y continúan haciéndolo, pero tienen un significado: si vivimos sin cesar de amar, de dar alegría y paz a los que están junto a nosotros, venceremos, como Jesús, el mal con el bien: primero en nosotros mismos y, a continuación, en nuestro entorno. Nos convertiremos en sembradores de esperanza.
ORACION
Vengo a ti, Señor, cargado con la fatiga de mi jornada y con los pesos de los sufrimientos de los que viven junto a mí. Te encuentro cargado con la cruz y con todas las cruces construidas, tanto ayer como hoy, por la mezquindad y por el egoísmo de tantos.
Mírame, Señor: mira cómo, a pesar de las apariencias y de cierto perfeccionismo religioso, y aun llenándome a menudo la boca con hermosas palabras, ni siquiera soy capaz de llevar con amor mi propio peso. A la invitación que hoy me diriges: «Venid a mí todos los que...», responde tu oración en la cruz: «Padre, perdónalos...». Gracias, Jesús, por atraerme a ti con tanta suavidad. A mi vez, quisiera, con tu ayuda, entregar suavidad: tal vez descubriría que con el amor todo peso se vuelve ligero.

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