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martes, 14 de septiembre de 2010

Martes de la 24ª semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.


James-Tissot-Crucifixion.
MisaLecturas Exaltación de la Santa Cruz


Primera lectura
Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.»

El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/.
No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,

inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,

y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,

pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,

perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.
 
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.


Palabra de Dios
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»


Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

Conrado Bueno, cmf
Devoción a la santa Cruz.
La devoción a la cruz de Cristo ha sido siempre muy popular en la Iglesia. Las fiestas populares en tantos pueblos, las señales de muchos caminos, la cruz que preside la vida y la muerte, la cruz al comenzar un viaje o la jornada o la comida familiar. Lo decía el viejo catecismo: “La señal del cristiano es la Santa Cruz”.
Es cierto que se ha abusado mucho del símbolo de la cruz.  Esas cruces personales en el pecho, sólo motivo de ostentación y de pompa, esas cruces que hacemos como una magia o rutina, esa cruz a la que recurrimos, como voluntad de Dios, y es consecuencia de una mala actuación de los hombres.
La cruz siempre está presente porque sigue habiendo hoy muchos crucificados, muchos maltratados, sufrientes, explotados, enfermos, oprimidos. ¿Cómo olvidar la cruz?

La Cruz: muerte que da vida
La cruz de Cristo conecta el cielo con la tierra. Es el círculo que traza Jesús. Bajó del cielo, se hizo hombre, vivió obediente  hasta la muerte en cruz. Y en la cruz fue exaltado: como una paradoja, en la cruz, lugar de humillación, su muerte se torna victoriosa, se inicia el camino para subir al Padre.
“Oh cruz, fecunda fuente”, cantamos en la liturgia. Fuente de vida para los hombres. Es la catequesis de Jesús a Nicodemo, el fariseo, miembro del Sanedrín, con el que tuvo una conversación nocturna. Dos veces repite Jesús: El Hijo del Hombre tiene que ser elevado “para que el que cree tenga vida eterna”. E insiste: “Para que no perezca ninguno”, “No para condenar al mundo, sino para que se salve”.
Jesús evoca la escena del desierto: la gente miraba la imagen de la serpiente elevada sobre el estandarte, y quedaba curada.

¿Por qué el dolor?
La verdadera respuesta al dolor es la cruz de Cristo. Dios no envía el dolor al hombre, no castiga, sino que sufre a su lado. No es cristiano hablar de resignación. Nosotros, como Jesús. No hace falta buscar el dolor “para imitar a nuestro Señor”. Como Jesús,  queremos amar a la gente, y el amor siempre lleva a la cruz. Hasta lo canta la Piquer, en un pasodoble: “Cristo vive perdonando, y murió crucificado” Es entonces, cuando nos dice el Señor: “Toma tu cruz (la tuya), y sígueme”.
Claro que no basta con aceptar nuestro dolor. Es necesario combatir el dolor. Y la mejor manera de combatirlo es ir a sus causas, para poder eliminarlas. Cuántas veces se ha citado al Obispo Hélder Cámara: “Cuando me preocupo  y ayudo a los pobres, me llaman santo; cuando trato de hallar las causas de la pobreza, me llaman comunista”.
Finalmente, hay que transformar el dolor. Existen muchas personas a las que el dolor las transfigura,  las hace más buenas. Después del sufrimiento, saben valorar mejor la vida, saben dónde están las cosas que más importan en la vida, son más amables, se acercan más a Dios. Esos sí que miran al dolor desde la cruz de Jesucristo.


Liturgia Viva Exaltación de la Santa Cruz

Saludo Inicial
Pidamos a Dios nuestro Padre,
que nos ama tanto
que nos dio a su Hijo único
para que todo el que creyera en el tuviera vida eterna.
Que Jesús os llene con su vida
y esté con todos vosotros.

Introducción del celebrante.
Las cruces son siempre duras de llevar y estamos tentados de refunfuñar y revelarnos ante los sufrimientos y pruebas de la vida. Pero Jesús fue delante de nosotros: cargó con la cruz por nosotros y murió por ello, después resucitó. Dios es más fuerte que la muerte, y la necedad y el escándalo de la cruz nos ha salvado de nuestros pecados y la muerte. La cruz fue el camino de Jesús hacia la victoria. Para todo discípulo de Jesús éste es el camino para la vida y la resurrección. Unámonos a Jesús en esta eucaristía y celebremos con Él el sacrificio de la cruz.

Acto Penitencial

¿Como llevamos nuestras cruces? ¿Cargamos con ellas como Cristo? ¿Es la cruz de Jesús un escándalo para nosotros o nuestra esperanza y sanvación? Examinemos ante el Señor.
(Pausa)

Señor, tu nos has salvado por tu cruz, pero la cruz nos avergüenza, las tuyas y las nuestras, y fácilmente nos revolvemos ante ellas.
Señor, ten piedad.

Jesús, tu te humillaste para traernos la compasión y el perdón a pesar de que nosotros sólo buscamos honores y éxitos.
Cristo, Ten Piedad.

Señor, la cruz fue tu camino hacia la Gloria y por eso ponemos la cruz en lugares de honor en nuestras casas, pero no en nuestras vidas.
Señor, ten piedad.

Ten misericordia de nosotros, Señor, perdónanos una y otra vez; ayúdanos a cargar con nuestras cruces con fe y amor y danos tu vida eterna. Amen

Oración Colecta:

Pidamos a nuestro Dios que aprendamos a cargar nuestra cruz con su Hijo…
(Pausa)
Señor, Dios leal,
estamos constantemente bajo la amenaza de
impugnar nuestra dependencia de ti
y de culparte por el mal en el mundo.
Señor Dios, haznos ver
el valor redentor del sufrimiento.
Danos la mentalidad de Jesucristo:
preparanos para ser totalmente cristianos;
totalmente comprometidos contigo y tu pueblo,
incluso a costa del sufrimiento.
Danos fuerza para seguir el camino de tu Hijo,
Nuestro Señor. Amen
t our Lord. R/ Amen.

Introducción a la Primera Lectura: Salvados por la fe en los signos de salvación.
Cansados y desanimados por su largo viaje por el desierto, los Hebreos pierden la fe en Dios y comienzan a revelarse. Dios los castiga, pero salva a los que levantan la Mirada desde la fe a los signos de salvación.

Segunda Lectura: El humillado Cristo es Glorificado
Jesús, el mismo Hijo de Dios, se humilla comvirtiendose en alguien como nosotros e incluso muriendo por nosotros en la cruz. Por eso es ahora nuestro glorioso Señor.

Introducción al Evangelio: La muerte salvadora de Jesús nos da la vida.
Porque nos amó, Dios envió a su Hijo al mundo como hombre. Por su muerte, Jesús trajo el perdón y la vida.

Peticiones

Dios amó tanto al mundo que nos dio a su único Hijo para salvarnos y darnos su vida a través de su muerte y resurrección. Pidamos a Jesús por todos los que sufren diciendo: Señor, sálvanos por tu cruz.

Por todos los que han perdido su rumbo en la vida, que descubran el camino de Cristo. Oremos.
Por todos los que han perdido sus ideales, para que vean y acepten la novedad constante de la vida y se renueven a si mismos. Oremos.

Por los que se encuentra perdidos en sus luchas personales contra las fuerzas del mal, para que confíen en Cristo, cuya gracia es siempre más fuerte que la muerte y el pecado. Oremos.

Por todos los que están solos, abandonados para que ecepten la compañía de Cristo y a través de Él de los otros. Oremos.

Por todos nosotros, para que aprendamos de nuestro Señor a cargar con nuestras cruces con paciencia y humildad, que de alguna manera nos traigan vida y a cualquiera que se sienta cansado o desanimado. Oremos.

Por esta comunidad, para que Jesús nuestro Salvador nos haga servidores de las personas y sus necesidades. Oremos.

Señor Jesucristo, tu cruz es un misterio para nosotros, así como todo sufrimiento. Confiamos por tu Palabra y ejemplo en que tu cruz es una camino hacia el gozo y la libertad. Transforma nuestras cruces en felicidad y vida, ahora y por siempre. Amen

Oración sobre las ofrendas

Señor, con este pan y este vino
celebramos la muerte salvadora de tu Hijo.
En los momentos en que sufrimos
y cuando vemos imposible seguir
danos tu la fuerza,
que no murmuremos ni contestemos
sino que aceptemos que este es tu camino hacia la gloria,
incluso cuando no lo entendemos en absoluto.
Te pedimos coraje
por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Amen.

Introducción a la plegaria eucarística

Recuerda que en esta eucaristía y en cada una celebramos el sacrificio de la cruz por el cual Jesús nos trajo el perdón y la vida. Demos gracias al Padre por ello y ofrezcámonos a nosotros mismos con Jesús a nuestro Dios, para que podamos vencer al mal en Él.

Introducción al Padrenuestro:

Agradecidos port u amor Salvador,
pedimos a nuestro Padre del cielo
con las palabras de Jesús, nuestro salvador.

Libranos Señor

Libranos Señor de todo mal
y perdona nuestros pecados
que son causa de la muerte de Hijo en la cruz.
Ayudanos a unir nuestras cruces a la suya,
danos coraje y paciencia en la vida,
así como gozosamente esperamos
la venida de nuestro Salvador Jesucristo.

Invitación a la communion.

Este es el cordero de Dios
que murió en la cruz
para sepultar nuestros pecados.
Dichosos los invitados
a comer este pan de vida.
Oración después de la comunión.
Dios, nuestro Padre y Señor,
sabemos que nos has hecho para la alegría y la felicidad,
aunque la humillación y la muerte fuera el precio
que tu Hijo tuvo que pagar.
Que nunca nos avergoncemos de la cruz,
o proclamemos un cristianismo sin sufrimiento,
que confiemos en tu llamada
a ser testigos tuyos en el camino al que nos llamas
por Jesucristo nuestro Señor.

Bendición

Hemos sido marcados con el signo de la cruz
como pueblo salvado para server al Señor.
Recordando la cruz
tenemos que aprender de perdonar
y a sobrellevar las cargar de otros
y aceptar la realidad de la vida
como pueblo que espera y confía
en la bendición de Dios Todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amen

Podeis ir en Paz…

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