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jueves, 2 de septiembre de 2010

Jueves de la 22ª semana del Tiempo Ordinario


Misa
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (3,18-23):

Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.


Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a lo socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

Rosa Ruiz. Misionera Claretiana (rosaruizrmi@yahoo.es) 
Pablo no descansa y nos vuelve a repetir: Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios.
Este verano visitaba el Castillo de Javier (Navarra), donde nació Francisco Javier, compañero de Ignacio de Loyola, patrón de las misiones. Contemplaba al llamado Cristo de la sonrisa junto a otros visitantes. A mi lado estaba un matrimonio de mediana edad, agradable y educado, con su hijo de unos 10 u 11 años. 

Escucharon con atención la tradicional historia de cómo este Cristo sudó sangre un 3 de Diciembre de justo en el momento en que Francisco moría agotado y enfermo frente a la costa de China. Sus padres, oraban frente a este Cristo en su castillo, como hacían desde siempre. Meses después, al conocer la muerte de su hijo, comprobaban atónitos que había ocurrido aquel mismo día. Tengo especial cariño a este Cristo y las gentes del lugar lo veneran con especial devoción. Al salir de la sala, el niño, con una camiseta de un colegio religioso, dijo a sus padres sin ningún tono despectivo y con la mayor naturalidad del mundo: “esto no se lo cree nadie”. Sus padres no dijeron nada; sonrieron, me miraron… y supongo que ambos pensamos: ¡cómo cambia la historia…!

No sé que es más sabio o más necio. La anécdota es solo eso, una anécdota, pero a mí me ha hecho pensar mucho. Nuestra fe católica busca siempre la razón pues ambas se complementan y sostienen, pero la sabiduría de Dios siempre acaba en un callejón sin salida cuando la sometemos a “sabidurías humanas”. Es como querer medir el mar a puñados…

Leo el evangelio de hoy y me pregunto si este niño –y yo misma- seriamos capaces de echar la red de nuevo al mar después de estar toda la noche pescando sin un miserable pez en la barca. Humanamente, “no hay quien se lo crea”. No hay más argumento que el hecho de que la invitación viene del mismo Jesús. Nada más. Nada. Nada más. Y lo peor no es eso. Lo peor es que a fuerza de no creernos que la sabiduría de Dios es otra cosa, no sólo dejemos de confiar en su Palabra y no echemos la red, sino que además, dejemos de seguir a Jesús. Eso sí sería… una pena.

Liturgia Viva

PESCADORES DE HOMBRES

Introducción

Primera Lectura. Pablo advierte de nuevo a su gente contra una excesiva confianza   en la sabiduría humana más que en la “locura de Dios”, y contra  ceder a la tentación de la división.

Evangelio. Simón Pedro y sus compañeros estaban estupefactos de que un extraño, no pescador, les pudiera decir dónde pescar cantidad de peces, cuando ellos, pescadores de profesión, habían fracasado. Este hombre, con un mensaje impactante, era realmente extraordinario. Él les sedujo con su encanto y le siguieron. --  Más tarde (después de la resurrección de Jesús), “remarían mar adentro”, es decir, arriesgarían y entregarían su vida por Jesús y “pescarían hombres” para exponerlos al encanto de la vida y mensaje de Jesús.

Oración Colecta
Oh Dios Santo, fuente de nuestra felicidad:
Tú confías tu Buena Nueva de vida
a gente débil y falible. 
Cólmanos con la fuerza de tu Santo Espíritu,
para que estemos dispuestos
a proclamar tu mensaje de salvación
en el lenguaje vivo de nuestro tiempo.
Que Jesús tu Hijo obre y actúe  con y en nosotros
para que cada uno de nosotros tengamos el valor de decir:
Aquí me tienes, Señor, envíame como tu mensajero
a compartir con todos los que quieran escuchar
tu alegre noticia de felicidad.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Intenciones
Señor, atrae a la gente hacia ti abriéndoles sus ojos y corazones a la belleza de tu mensaje, la Buena Nueva de Salvación, roguemos al Señor.
Señor, atrae a la gente hacia ti por tu personalidad inspiradora y rebosante de amor, roguemos al Señor.
Señor, que la Iglesia, con todas sus comunidades, atraigan a la gente hacia ti por medio del servicio generoso y desinteresado, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios Padre nuestro:
En estos signos de pan y vino
celebramos el acontecimiento central
que resume nuestra fe
y da sentido a lo que somos y hacemos:
La muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo.
Purifica nuestros labios y corazones
con su cuerpo y con su sangre
Y envíanos a proclamar con nuestras vidas
que Jesús es nuestro Señor, vivo y resucitado,
y que tú eres nuestro Padre
ahora y por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión.
Señor Dios nuestro:
En tu amor nos has convocado a cada uno de nosotros
para una misión en la vida
y para un puesto en tu Plan de Salvación
que nadie puede cumplir en vez de nosotros;
tú has escogido a tu Iglesia, es decir a nosotros,
para ser signos irremplazables y testigos
de la muerte y resurrección de tu Hijo.
Haznos a todos y a cada uno de nosotros
capaces de llevar fielmente a cabo nuestra misión.
Y envíanos “mar adentro”, a pescar hombres,
por la fuerza del Cuerpo y sangre
de nuestro único Salvador,
Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: El Señor nos envía y nos encomienda su palabra y su cuerpo. Vayamos ahora. Proclamemos su palabra y seamos su cuerpo visible para el mundo.-- Que el Señor nos bendiga para que, a nuestra vez,  seamos una bendición para todos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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